Matando el tiempo. {Izuka - Ame.}

El día se presentaba con una clásica claridad de casi todos los días en la aldea de Konoha. El aroma fresco a la hierba recién nacida, y las flores que brotaban no eran más que un simple deleite para la rubia, quien paseaba por una pradera, mientras los rayos cálidos del sol dejaban sobre sus ropas un leve brillo por el color.

-Mmm... Perfecto para descansar...- Desvió la mirada hacía el frondoso verde de los árboles. - O para entrenar. - Nuevamente, desvió su mirada, pero está se clavo en un dojo que con las puertas abiertas, demostraba la paz que en su madera lustrada y puertas corredizas se ramificaba por cada pequeña ranura o pequeño espacio abierto del lugar.

La muchacha, marcho con pasos ligeros y los más silenciosos que podía, hasta la estructura que se perfumaba con incienso quemado.Al entrar se quedo admirando cada minúscula parte.

Un muchacho alto, esbelto y de un profundo oscuro en el cabello había entrado al dojo y sin más había empezado con lo que parecía ser una forma habitual para recalentar los músculos y empezar a entrenar de manera solitaria.
La muchacha de ojos jade, tenía la vista clavada en cada ligero movimiento que daba el muchacho con tanta precisa seguridad, tan escasamente de verse en alguien que llevaba en su piel la vida tan joven.

-Nada mal. - Soltó la muchacha, en un suspiro mientras se recostaba levemente sobre el marco de una de las puertas corredizas del lugar, mientras seguía inspeccionando a lo lejos el cuerpo del muchacho en busca de algún rasgo ligero que le diera un indicio, por más leve que fuese, de a que clan tan honorable era de pertenecer. -Me llamo Ame, ¿con quien tengo el gusto de encontrarme está cálida mañana en dicho lugar? - Volvió a soltar, mientras con una fina delicadeza se movía hasta más adentro del lugar, y se paraba a unos nueve metros del pelinegro.

Ella no buscaba más, que una ligera forma de quitar el aburrimiento que cargaba en ese momento... Una pequeña pelea con un desconocido no le iba a ir mal... Pero, siempre y cuando no se fueran a los extremos de pasar al otro lado.

La rubia miró hacía abajo con timidez, mientra se sonreía de costado y un rubor crecía sobre sus pequeñas mejillas blanquecinas ante la delicadeza que tenía dicho pelinegro para hablar con ella.
-Cómo he dicho antes, mí nombre es Ame...- Ella volvió con suma delicadeza su mirada al muchacho de ojos tan oscuros como era la misma noche. - Ame Heron, joven Kage de la aldea escondida entre las nubes, país del rayo.

No se sentía incomoda, ni intimidada... Se sentía como con un compañero más, y sabiendo que el muchacho era de un clan tan poderoso y de gran renombre por cualquier lado, la muchacha ya se figuraba una futura unión entre Kumogakure y Konohagakure, cuando cualquier guerra azotase alguno de los dos países.

Había algo en la mirada de Izuka que a Ame le recordaba a su infancia. Tal vez era la profundidad de sus ojos negros, que le recordaban a la deshumanizada soledad en la que vivió, o tal vez era porque sentía que en ese espejo oscuro ella se podía ver, o mejor dicho, sentía que podía ver el fondo de su propia alma. Tal vez, tal vez, tal vez... Su cabeza estaba llenas de "Tal vez". 

No se dio cuenta, pero se sonrió, a la misma vez que el muchacho lanzaba un kunay hacía ella. Le causo extraña ternura su pensamiento, y aún más ternura le causo el hecho de imaginar que él muchacho no era real, que sólo era parte de su imaginación, que ese extraño chico no era más que ella misma que buscaba acabar al fin con su vida. 
Y aunque Ame deseaba morir, algo en su interior, que seguía con esa extraña ilusión, hizo que reaccionara y haciendo dos sellos para realizar el "Kawarimi". Segundos antes de que el kunay atravesara su piel, Ame se convirtió en un tronco de roble, similar a la delos arboles que había fuera del Dojo.  

Ame, comenzó a apreciar el final del kunay, con una sonrisa aún más grande. Se sintió completa por el hecho de haber esquivado el primer ataque de esa realidad, o del verdadero muchacho.
— Admirable, a decir verdad.
La rubia, miró fijamente a Izuka, y sin decir palabra alguna atacó. Ame comenzó a hacer un sello sólo y manipulando un clon de chakra de ella misma, esté comenzó a correr hasta Izuka... En cuanto se disipara, una descarga eléctrica se generaría alrededor o sobre el muchacho mismo. 

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