Húesped maldito

Prologo

Sumergido en un mundo de sueños me encontraba viajando tranquilamente por el país de la lluvia, un lugar raro con costumbres raras, llego a una especie de lago el cual comienza a agitar sus aguas como si solo se tratase de gelatina en un molde, a lo lejos puedo sentir un chakra enorme y maligno, frente a mí se posiciona un muchacho muy parecido en características a mí, de pronto este alza su brazo apuntándome con el dedo al pecho, una sonrisa demoníaca se dibuja en su cara, en un pestañeo veo al sujeto casi frente a mí con una expresión intimidante y una sonrisa de demonio en el rostro, de pronto su cuerpo es destruido y reemplazado por algo enorme, no podía entender que era lo que sucedía, un rugido y el golpe de algo parecido a un látigo hicieron que despertara con el corazón agitado, Valla sueño... pensaba con el pecho empapado en sudor, mire a mi costado y solo pude ver a mi amada Naruko descansando tranquilamente, aún era de noche, me levante para ir a por un vaso de agua, conocía mi casa como la palma de mi mano así que no fue necesario encender la luz de esta por ningún motivo, tome un vaso y lo llene del agua bien fría, deje todo en orden y regrese a la cama, al acostarme me acurruque cerca de Naruko abrazándola mientras que me volvía a sumergir dentro de mis sueños, solo esperaba que no se repitiera el anterior había sido bastante raro y realmente me había sobre exaltado, ahí inmerso en esa tranquilidad y junto al silencio de aquella noche me volvía quedar dormido esta vez abrazado de Naruko...

Una vez despierto por la mañana me levante para poder irme a mi oficina en el cuartel Anbu, tenía unos papeles que recepcionar y revisar el personal para una misión importante en el territorio del país de las aguas termales, caminaba por las calles de la aldea como si nada pasara, como si solo me estuviese yendo a mi lugar de trabajo, solo vestía ropa de chunin y mi bandana demostrando que era un shinobi y que era de Sunagakure, la vida se abría paso a través de esta tierra que a ratos parecía ser inhóspita, las calles comenzaban a mostrar algunos negocios abiertos, los bares estaban cerrados y los cafés donde uno podía disfrutar de un momento de relajo estaban expeliendo el aroma de diferentes cafés traídos de lugares que había visitado con anterioridad en mis viajes por el mundo shinobi, en cierta forma anhelaba nuevas aventuras, la rutina me mataba todos los días, solo el consuelo de llegar a casa y ver a mi hermosa mujer me hacía entender que el día valía la pena en cierta forma, los recuerdos de mis viajes me inundaban nuevamente y deseos de viajar aparecían en mí una vez más, quizá solo recorrer un poco afuera de estas paredes de arena me harían estar más cómodo conmigo mismo.

Una vez dentro de mi oficina pude notar la enorme pila de documentos que allí se encontraban, la verdad de las cosas no esperaba que fuese tanto papeleo el que tuviese que llenar, En que minuto llegue a ser solo una secretario, soy un shinobi necesito de una aventura pensaba mientras revisaba papel tras papel, la mañana había sido tediosa, tenía que acompañar a Lord Kazekage a sus reuniones y estar a cargo de su seguridad, Demonios... otra vez de niñero decía para mis adentro, Tora, nuestro Kazekage era de mí mismo clan, en una variación de nuestro clan somos una especia de primos en 3er grado, es solo un niño al cual le han dado una responsabilidad enorme, como Sabaku mi misión es proteger a los míos tanto de mí mismo clan como de mi misma aldea así que solo tenía que caer en la resignación. Sabía perfectamente que Tora era un Junchuuriki pero como clan nunca lo dejamos solos, no solo era quien nos protegería sino que también era nuestra arma más poderosa, en la documentación que había leído hacia pocas horas algo llamo mi atención, una Genin, su nombre si mal no recordaba era Eve ella también era una shinobi sin igual al parecer los ancianos de la aldea habían llegado más allá de lo que podían imaginar, ella era la portadora del 8 colas, un bijuu 3 veces más temible que el mismo Shukaku que tenía Tora sellado en su interior, mientras fuese líder Anbu no podía tomar alumnos es por eso que seguía una doble vida por así decir, Iki, Eve y Nozomi eran mis alumnos, nunca me interese por entrenar shinobis pero este grupo era sin igual, cumplían sus misiones tranquilamente y no hacían nada porque miraran en menos a su grupo, eran súper unidos aunque ellos estuviesen tristes nunca demostraron tristeza alguna, no sabía bien la historia de nuestros Jinchuurikis Eve y Tora pero se sabía que sus vidas eran solitarias y tristes, esa misma tarde después de celebrar una extensa reunión con los líderes de todas las áreas de la aldea menos la sección Anbu que estaba bajo órdenes directas de Kazekage me retire lo que era mi despacho en cuartel Anbu, debía escoger a los mejores ninjas para realizar una misión en el país de las aguas termales, debían asesinar a un renegado muy poderoso y las investigaciones indicaban que se encontraba en ese país, esta oportunidad no la pude desaprovechar llame a 3 de mis mejores hombres y les entregue su nueva misión al preguntarse quién sería su líder de escuadrón les indique que yo mismo seria quien iría con ellos.

Esa misma tarde en casa explicarle la situación a Naruko no fue tan malo ella entendía que mi trabajo como Anbu era el velar por la seguridad de la aldea, arme mi equipo como debía he indique a Kamatari que estuviera alerta en caso de que pudiese necesitarlo en combate cosa que entendió y comenzó a meditar con su guadaña cerca para entrar en acción cuando lo invocara, la misión comenzaría esa misma noche a las cero horas en la entrada de la aldea, aproveche de cenar con mi querida Naruko y cuando casi era la hora de la reunión le di una beso en los labios en señal de que regresaría sano y salvo de aquella locura de mi parte, comencé dando pequeños saltos sobre los tejados de Sunagakure hasta que pude divisar la entrada los que serias mis compañeros en esta misión ya estaban allí, con solo un movimiento comprendieron que nuestro viaje había comenzado, recorrimos en silencio durante toda la noche el desierto a gran velocidad, no descansamos hasta que el alba se pronunció sobre los arboles del país de las aguas termales, mientras descansábamos decidí sacar uno de mis cigarrillos de uno de mis bolsillos, Mierda... no están pensaba mientras seguía buscando, de pronto una nota de papel apareció en uno de mis bolsillos Fumar es malo, por eso no llevas cigarrillos a tu misión, besos Naruko, al terminar de leer la pequeña nota mi cara no expreso sensación alguna, quería fumar así que tuve que pedir un cigarrillo a algunos de mis compañeros, por suerte alguien traía consigo una cajetilla y me permitió tomar uno y encenderlo para poder relajarme, en esa misma oportunidad decidimos trazar nuestro plan de acción para ya llegáramos al país de las aguas termales y a la aldea donde este criminal se había escondido.

Al fin habíamos llegado a la aldea en donde este criminal de la aldea de Konohagakure se había escondido, por la información que nos había enviado Konohagakure este criminal había escapado de la prisión de máxima seguridad y constituía un peligro para las aldeas, se sabría que pronto tomaría mayor poder si se aliara con más ninja renegado, solo escoria seria la que se alía con más escoria, decidimos investigar por un tiempo mientras que iniciábamos nuestro plan, sigilosamente entramos en la aldea haciéndonos pasar como ancianos campesinos que solo estaban de paso antes de llegar a una faena , la poca información que teníamos de los mismos aldeanos era de que no se sabía nada de aquel hombre que había llegado y se había apoderado de una de las mansiones del terrateniente, al escuchar esto nos dirigimos raudamente a la mansión, al caer la tarde comenzamos a movernos en el interior después de haber analizado todas las circunstancias y de haber aceptado que es lo que nos podría esperar allí adentro, al parecer las cosas solo marchaban bien, la guardia en aquella mansión era mínima al parecer se había apoderado sin problemas del lugar, al ingresar en la casona de los empleados solo notamos cadáveres de los que se habían resistido a ser dominados a la fuerza, las marcas de sangre aseguraban que los cortes habían sido hechos en un estado de euforia total, las marcas solo indicaban que los cortes eran limpios y no apuntó a puntos para matarlos rápidamente si no que prefirió los cortes de tortura, al parecer los cuerpos habían sufrido demasiado antes de morir, aquella escena era acompañada por el olor a putrefacción que nos golpeó fuertemente en la nariz.

Nos adentramos en la mansión los pocos renegados que allí estaban funcionaban como guardias de palacio constituyendo una línea de defensa mínima, comenzamos deshaciéndonos de todos ellos y limpiando el camino hasta poder llegar a la sala más amplia de todas, al parecer aquí el ninja sabía que estábamos tras su huella y que haríamos de todo para poder detenerlo, mis hombres ingresaron rápidamente pero estos se encontraron con la sorpresa de que una trampa les esperaba, me había quedado atrás debido a que aún el renegado al que había apuñalado seguía respirando, cambie la posición de mi mano en el kunay y termine por hacer un corte desde la base del estómago hasta el esternón atravesando su caja torácica por el centro, cuando pude notar que uno de mis hombres había muerto cubriendo a los demás entre en un estado de ira, saque de mi cinturón uno de los pergaminos con mi armamento y saque a mi calabaza de arena, esta comenzó a moverse instantáneamente antes de tocar el suelo descomponiéndose y comenzando a levitar en forma de balas de arena que se adentraban a gran velocidad por la habitación, mientras hacía esto no pude notar que mi técnica había dado en el blanco pero solo pude sentir un fuerte golpe en mi pecho y de la nada me desvanecí como un niño con sueño, solo ruidos en el exterior me indicaban que cosas eran las que pasaban a mi alrededor, de pronto el grito de un anciano indicando que fueran rápidos me trasladaran a la gruta sagrada rápidamente, de pronto sentía como mi cuerpo se movía en el aire y me trasladaba de un lugar a otro, al parecer solo podían llamar a la anciana Yuki quien era una doctora de alto rango en la aldea, Rápido tráiganme donadores, este hombre ha perdido mucha sangre, su vida corre peligro dijo la voz de una anciana, al parecer no se podrá hacer mucho, traigan a la anciana Himeko es hora de usar eso… dijo la anciana con un tono de preocupación en su voz.

Ustedes tomen a este hombre y amárrenlo en este altar, solo la diosa Ogetsu no hime podrán ayudarnos en este momento, y ojala este desdichado hombre pueda salvarse de su dolor dijo la mujer entregando ordenes, sentía que mis extremidades eran desplazadas pero no podia sentir nada, había perdido el tacto y ya no sentía dolor, o quizá la anciana había usado alguna de sus técnica médica para anular que pudiera sentir algo en aquel momento, al parecer la anciana había llegado no podia abrir mis parpados pues estaba muy cansado para poder hacerlo, de pronto la voz de la anciana indica que todo estaba listo y ordeno que mis hombres se retiraran y prepararan una barrera en el exterior de la caverna, no entendía que era lo que pasaba pero solo comencé a sentir que mi cuerpo ardía al extremo, el dolor era insoportable al parecer la técnica que habían usado en mi antes no era suficiente para poder calmar aquel dolor, de pronto la voz de la anciana se volvía a escuchar te pido perdón por esto pero es la única forma en la que te poder salvar y así agradecer por lo que habéis hecho por nosotros, lástima que si sobrevives a esto quedaras maldito el resto de tu vida cuando las palabras de la anciana se callaron lo mismo paso con mi pensamiento, cuando pude abrir los ojos estaba en una cabaña cerca de un lago, mi pecho aún estaba cubierto por vendas, el lugar se veía calmo y silencioso de pronto la anciana que me había atendido entro en la habitación solo vengo a ver tus vendas y me encuentro que estas despierto, al parecer todo está bien aquí, me alegro Haku-san dijo la anciana de cabellos rubios, sus ojos tenían ojeras que demostraban que podían haber pasado días sin dormir, sus ojos castaños irradiaban tranquilidad y su voz tan gentil y amable lograban calmarme ante todas mis preguntas, se notaba que cuando más joven había sido algo más robusta pero ahora estaba delgada, se movía con gracia de todas maneras, tus heridas ya casi sanan por completo, estas a tiempo de volver a tu aldea, tus hombres se fueron hace 4 días ya con el cadáver de aquel renegado que no vio tu ataque y murió por el impacto, pero antes de eso el lanzo una ráfaga de viento que te impacto en el pecho, al parecer tenías una cicatriz allí, ahora tienes dos, tuviste suerte de que estuviera aquí para poder salvarte, solo te aconsejo que no te enfades mucho tu maldición podría despertar en cualquier minuto y podría terminar con lo que más amas en tu vida , al escuchar estas palabras solo había entendido que mis compañeros me habían dejado en buenas manos y había regresado a la aldea, esa misma tarde comencé mi camino de retorno a Sunagakure, mi paso era tranquilo y sereno, había cumplido con realizar una nueva aventura que casi me costó la vida, quizá ya estaba viejo para esto y debía retirarme, aun así no había decidido que hacer hasta que llegara a la aldea.

Había demorado más de lo normal en mi viaje, un viaje que nos había tomado solo dos días me costó casi cuatro hasta que pude divisar la entrada de la aldea, cuando llegue al fin solo firme los registros de la entrada y me adentre en la aldea una voz se escuchó en el interior Mi nuevo hogar he… Veamos cuanto me costara escapar de este lugar, no entendía muy bien que era lo que pasaba me di vuelta viendo si alguien me había hablado pero no fue así, estaba solo imaginando voces, al llegar a casa Naruko estaba leyendo una revista mientras comía una manzana, al verla recordé lo que había hecho con mi cajetilla de cigarrillos así que me lance sobre ella tratando de hacerle cosquillas, las carcajadas se escucharon por toda la casa hasta que fue la hora de preparar la cena, acto que hicimos los 2 como una pequeña familia.